La sustentabilidad es un punto clave en el mundo de la construcción que no se puede dejar pasar. Por eso, es de suma importancia conocer sus conceptos, entre ellos los de un “edificio positivo”.
Este nombre se utiliza para referirse a propiedades que a lo largo de su existencia, generan más energía de la que se utilizó para construirlos y la que se utiliza para mantenerlos. Se le llama entonces positivo porque el total de toda la energía que pasa por ese edificio es positiva.
Uno de los ejemplos más notorios de esta tendencia es el Ayuntamiento de la ciudad de Friburgo en Alemania. A través del aislamiento con el que mantiene su temperatura constante, no requiere mucha energía para regular la misma. Lo mismo se puede decir de sus sistemas de ventilación, iluminación y electricidad. Estos últimos dos son de origen solar, y la cantidad de luz que capta a través de sus paneles fotovoltaicos es tal que el total de energía que genera es mayor a la que utiliza.
El edificio del Ayuntamiento, entonces, no es una carga para el sistema eléctrico en lo más mínimo. En cambio, aporta a la comunidad, lo que reduce el costo a los ciudadanos.
Para que un edificio sea positivo no tiene que ser recién construido. Las construcciones que ya existen también pueden ser adaptadas para ser autosuficientes y generar energía. Lo único que se necesita son técnicas de arquitectura innovadoras, tecnología visionaria y una mentalidad basada en la sustentabilidad.
Se debe notar que el propósito de un edificio positivo no es solamente generar más energía de la que consume sobre la marcha. Sí, eso es importante, pero va más allá.
También se debe recuperar toda la energía utilizada para construirlo. La electricidad de las herramientas, el combustible de la maquinaria… todo eso es energía que el edificio debe devolver a la comunidad. Idealmente, lo debe de hacer dentro de un año.
Con buen aislamiento, ventilación bien pensada, paneles solares de alta eficacia y alternativas de calefacción como solar o geotérmica, se puede lograr. Esto también se le debe agregar una filosofía de bajo consumo eléctrico una vez que el edificio esté en uso: electrodomésticos más eficientes, reciclaje y buenas prácticas respecto al uso y consumo de recursos como electricidad y agua.
Eventualmente, estas estrategias se deben esparcir, porque el propósito de la sustentabilidad es llegar a un espacio donde no solo sea bueno para el medio ambiente, sino económicamente coherente. La idea es trascender de una realidad en la que solo los que más capital tienen para invertir en el futuro del mundo a otra en la que ser sustentable es más barato y funcional.